Malnutrición y COVID-19
El término malnutrición engloba dos desequilibrios nutricionales: obesidad y desnutrición. El primero generado por exceso de consumo de alimentos y/o productos y el segundo por un déficit. Estas son las dos caras de la moneda de los grandes problemas que está sufriendo actualmente la población hablando en términos de nutrición.
Y hoy a un poco más de un año de la pandemia de la COVID-19, sabemos que estos dos grandes extremos del estado nutrición son considerados determinantes para la evolución de dicha enfermedad.
La obesidad al principio de la pandemia se habló mucho, haciendo esta condición humana muy protagonista y hasta cierto punto se generó algo de pánico en este sector poblacional, porque se creía que era el principal elemento para que se agravara la infección por el virus SARS-CoV-2.
Y es cierto presentar obesidad implica riesgo de complicaciones ante la enfermedad, aunque no es lo único ¿y por qué pueden darse estas complicaciones?
La presencia conjunta de hipertensión, diabetes mellitus, resistencia a la insulina y dislipidemias, que agravan el metabolismo.
Alteraciones inmunitarias que aumentan los mecanismos que generan más inflamación.
Comorbilidades que ocasionan más inestabilidad al cuerpo humano como enfermedad cardiovascular y enfermedad renal.
Disfunción respiratoria, empeoramiento de los mecanismos respiratorios, incremento de la resistencia aérea, alteración en intercambio gaseoso, bajo volumen pulmonar, disminución de la fuerza muscular.
Por otro lado poco se hablaba de los altos riesgos a las personas desnutridas. Hoy se reconoce que la desnutrición es la primera causa de inmunodeficiencia adquirida en el mundo. Y sabemos que los pacientes hospitalizados con COVID-19 presentan un alto riesgo de desnutrición debido a múltiples factores: pérdida del olfato, pérdida del gusto, disminución de la ingesta calórica y proteica, inflamación aguda generalizada, alteraciones gastrointestinales por acción del propio virus o por efectos adversos farmacológicos, tiempo prolongado en cama sin gran movilización y aislamiento; todo ello va a facilitar el desarrollo de desnutrición relacionada a la enfermedad (DRE), sarcopenia y disfagia, esta última esencialmente en pacientes que fueron intubados.

¿Y por qué puede agravarse la COVID-19 ante la DRE? por la presencia de una o más de las siguientes condiciones:
Perdida de masa muscular
Fragilidad
Disfunción
Alteración de la inmunidad celular
Infecciones
Sarcopenia
Disfunción de los músculos respiratorios
Mal manejo de secreciones
Menor capacidad pulmonar
Así pues, ambos estados de malnutrición obesidad y desnutrición hoy se reconocen como factores que pueden ayudar a predecir hasta cierto punto la trayectoria del agravamiento de la enfermedad.

Cabe resaltar que en el caso de pacientes con obesidad, durante la enfermedad COVID-19 podrían presentar DRE, lo cual significaría que puedan presentar ambos tipos de malnutrición en un mismo momento.
Todo lo anterior, apoya la importancia de una alimentación y nutrición adecuada como estrategia para afrontar y prevenir complicaciones de la obesidad y la desnutrición en este caso asociados a la infección por el el virus SARS-CoV-2.
Álvarez J, Lallena S, Bernal M. Nutrición y pandemia de la COVID-19 [Nutrition and the COVID-19 pandemic]. Medicine (Madr). 2020 Dec;13(23):1311-1321. Spanish. doi: 10.1016/j.med.2020.12.013. Epub 2020 Dec 24. PMID: 33519030; PMCID: PMC7837011.