Día de Muertos: cultura alimentaria mexicana
El 2 de noviembre en México se celebra el Día de Muertos. Una celebración que involucra a vivos y a nuestros seres que siguen en nuestro corazón, pero ya no los tenemos físicamente en este mundo.

A nivel internacional entre los días 31 de octubre, 1 de noviembre o 2 de noviembre hay una celebración en honor a la muerte, un tema que para muchos es difícil de hablar o aceptar como parte de la vida humana. Tal vez por ello culturalmente necesitamos como seres humanos acercarnos de una forma más informal a este contexto de muertos vivientes, monstruos, tumbas, calaveras, santos, altares de muertos, panteones, velas, flores, oraciones, etc., para mentalmente ayudarnos aceptar que algún día estaremos de ese lado.
Específicamente el 2 de noviembre, es un día emblemático de la cultura mexicana. La celebración es colorida, espiritual y muy llamativo el significado para todo el mundo, y por supuesto para los que vivimos en México. Al menos para mí esos días hay una energía diferente y con ganas de salir a las calles a disfrutar de mis seres queridos vivos, pero también recordar bellos momentos con aquellos que ya trascendieron.

Una parte esencial de la celebración son los alimentos presentes en estos días. Los panes de muerto, chocolate, tamales, elotes, pozole, tacos, mole, etc., se llevan de ofrenda a los panteones como símbolo que ese día vendrá el alma de nuestro ser querido a degustar de sus alimentos favoritos con nosotros. Si alguna vez has visto la película "Coco", recordarás esos momentos como el permiso especial del Día de Muertos para cruzar el puente y encontrarse con su familia. Si no la has visto te la recomiendo mucho, es una forma visual y divertida de conocer las celebraciones de estos días en México.

Por lo anterior, la alimentación en estos días está llena de significado para todas las familias, en mayor o menor medida. Considero estos días es una oportunidad para todos de reconocer que comemos más allá de razones meramente nutrimentales o por salud, los alimentos representan algo socialmente y emocionalmente para nosotros. La alimentación es parte de nuestra cultura que nos da identidad lo cual nos hace difícil dejar de comerlos.
Deseo finalizar este artículo regalándote una meditación sobre la muerte, sea que celebres este día o no. El propósito es ayudarte a incrementar la consciencia sobre ese día al cual todos estamos destinados a llegar. Pero lo más relevante de meditar en este tema estando vivos es para analizar el camino de vida que llevamos.
Reflexiona en torno a estas palabras: todo lo que nace muere; no soy ninguna excepción.
Ten en cuenta lo siguiente: existen muchas enfermedades que pueden llevar a la muerte. La muerte nunca puede ser detenida. Nada puede evitar lo inevitable.
Imagina ahora que te encuentras en tu lecho de muerte. Plantéate las siguientes preguntas: ¿he amado a otras personas? ¿he llevado alegría y compasión a los demás? ¿mi vida ha sido importante para alguien?.
Imagina tu funeral. Imagina a tus seres queridos preparando tu entierro y refiriéndose a ti como "el difunto".
Reflexiona sobre qué dirá la gente de ti. ¿Crees que te gustarían sus comentarios? ¿qué debes cambiar en tu vida para que esos comentarios sean distintos?
Concluye con esta resolución: debo vivir siempre mi vida con un propósito. El tiempo no se detiene, y depende de mí utilizarlo de la forma más significativa posible. Debo vivir en armonía con mis aspiraciones más profundas, de modo que cuando llegue a mi último día (el cual puede ser hoy o mañana o en varios años) pueda irme con tranquilidad y sin remordimientos.
Me despido compartiéndote esta hermosa frase de la autora Elisabeth Kübler-Ross, de las pocas autoras que nos ayudan a incrementar nuestro conocimiento del camino a la muerte para mejorar nuestro presente:

"Le he dicho a mis hijos que cuando muera, liberen globos en el cielo para celebrar que me gradué. La muerte es una graduación de la escuela de grandes enseñanzas: la vida."
¡Feliz Día de los Muertos!