Cenas navideñas, simplemente hechas para DISFRUTARSE
En México y en el mundo suele ser un tiempo de celebración y se acostumbra una cena navideña en cada familia, donde más que solo comer implica ver a tus seres queridos, degustar platillos típicos de la temporada y además compartir.

En la cuestión nutricional muchas veces es un momento culposo por la variedad de platillos que en su mayoría y por todo lo que se combina podemos pensar que ponemos en riesgo nuestro peso.

La realidad es que todas la cenas navideñas deben simplemente disfrutarse, y comerlos sin culpa y con toda alegría. Aún cuando en ese día comas desde el buñuelo, ponche, romeritos, bacalao, pavo, tamales, atole, pozole, pierna, lomo, puré de papá, espagueti, ensalada navideña, bueno, todo eso que está en las tradiciones, que cocinaban las abuelas, tías y mamás, eso que se hace típico en cada hogar y que al comerlo te hace recordar tu infancia, tus raíces, tu cultura, identidad: uno o dos días de probar un poco de todo ello no generará grades cambios a tu salud. Esto si has sido disciplinado previo a estas fechas.
Hay familias que se reúnen y comparten cada una un platillo, incluso pueblos que lo hacen entre vecinos, quizá comas de todo un poco, porque sería hasta una falta de respeto no hacerlo en muchos casos. Y está comprobado que si comes de más 1 o 2 días no habrá realmente efectos negativos. Aquí viene el secreto, limitar los intercambios de dulces (bolos, chocolates, tazas rellenas de dulces, postres), tampoco cocines para varios días, cocina para la cena, si bien puede que tengas recalentado para otro día, sería mejor que no fuera así. Tanto por salud como por economía.

Entonces la propuesta es que tengas un día donde no tienes que concentrar la atención en contar las calorías (vas a enloquecer si lo intentas), mejor será pasar una noche formidable, que lo mereces, y prestar la atención en no prolongar esta noche por varios días, dejando golosinas o los alimentos congelados para meses. Si no los tienes en casa no estarán a la mano y tu mente no te generará el impulso de comer por comer. Sería buena idea compartirlo con otras familias o personas que quizá no tengan las mismas posibilidades que tu, podrías iniciar una linda tradición de ayudar a otros en estas fechas.
Te insisto, el nutriólogo no se visita para hacer “dieta”, somos compañeros en un estilo de vida que busca ser preventivo y además nos enseña a buscar un equilibrio con los alimentos y hábitos en general.
En resumen, vive el momento, DISFRUTA, y después regresa a tu rutina.